Cenutrio con orejas, pensaba su mente sonriente.
Había decidido, tiempo ha, excluir el círculo repetitivo que se establece por rutina. A sus vástagos le daba lecciones de no crearlos, la espiral siempre era figura más atractiva en la geometría curvilínea, les comentaba con ahínco. Pero justamente, la forma trazada le hizo recorrer el espacio a la inversa y sin remedio verse envuelta en los recuerdos. No le revolvieron las tripas como antaño, las brasas se habían convertido en reflexión. Pasando los días parecía que le quería taladrar y volver, pero no. La reflexión, se transformó en imágenes completamente deformadas. A cada uno de ellos les designó una deformación corpórea.
Día a día más allá de querer dejar de pensar, alimentó el recuerdo para confusión del terapeuta que volvió a encontrarse con lo que él llamaba deformación de la realidad. La dosis aumentó desde entonces pero ella seguía observando a su mente sonriente.
Iuska Octubre 2010