Seguramente los hechos que ella consideraba injustícia, no eran tales o no en la misma mesura para quien las veía desde un objetivo diferente al corazón, ya que no tenía implicación directa
Un orgullo que no reconocía como tal, sino como una forma correcta de comportarse, que había ido aprendiendo en la vida (lo suyo le había costado) le inducía a aclarar siempre en demasía todo hecho o palabra, para que no hubiese confusión posible. No quería sentirse compadecida, tampoco que fuesen condescendientes con ella.
Después de periodos autistas y sin consecuencias para el corazón, creía que estaba a salvo de nuevo y volvía a asomar la cabeza pensando que todo prometía diferente, su fortaleza ahora era real.
Jugueteó, coqueteó, observó perdiendo el miedo en cada paso. Ahora ya, apareciendo el resto del cuerpo con sigilo, cual animalillo escaldado al que se le ofrecen caricias y comida para conseguir su confianza.
Ni ella, ni el resto estaban ya en edad de disimulos ¿Por què temer? Ya no debía temer al príncipe que disimula los fracasos con mentiras: "ese tiempo era pasado", la edad y la experiencia, se suponen que son un grado (frase hecha escuchada habitualmente a lo largo de su vida)
En algún lugar, creyó observar algo que le llamó la atención, algo parecido a esto: "no juego con los sentimientos, para mí son sagrados, es uno de los tres pilares de mi vida (los otros dos ya no llegó a escucharlos o leerlos) (craso error, creo yo en mi modestia)
Se levantó el velo del corazón y quiso explorar el terreno que tanto prometía. Lo hizo. La primera confesión estuvo a punto de devolverla a su madriguera, tras décimas de segundo de pensamiento espontáneo, pensó:
-¿Por qué no? La vida te lo ha presentado, ya has pasado por demasiados recovecos, esto no puede volver a ser lo mismo. Lo ha pronunciado sus labios, tantas veces no puede errar la verdad.: -Siempre será así, sabrás directamente por mis palabras y cara a cara lo que sucede en cada momento.
No es necesario saber los pormenores del proceso: los hechos volvieron a ser turbios y difíciles de descifrar.
Ella ya no quiso entender, sólo veía un final sin saber dónde no había sabido vencer al factor de probabilidad de cambio: "Todo se volvía a repetir" Nada volvía a ser verdad.
Resultado: No podía ser que siempre fallasen los demás, aunque realmente sus palabras no habían correspondido a sus hechos. Aunque había vislumbrado el juego de la manipulación. Otro factor con el que no había contado y debía añadir a su pobre cerebro.
Iuska-Febrer 2012