lunes, 14 de noviembre de 2011

Cebolla

El día que descubrí la vestimenta por capas, creo que me liberé de muchas apretaduras. 
Lo aprendí por imitación, como he adquirido algunas pequeñas destrezas ya que a mi mente desordenada en asuntos prácticos se le enciende la bombilla a través de la vista y la actuación directa. Los siguientes pasos los deduje sobre la marcha; la incomodidad de cargar en  la cintura cada capa extraída en momentos más calurosos me ayudó a ir colocando cada prenda en una mochila para disponer en el momento oportuno y descargarla de tanto en cuanto.
El modelo de la cebolla me ha ido invadiendo lentamente otros rincones vitales hasta llegar, "mejor tarde que nunca", al corazón. Capas de vida que han ido cubriéndolo, unas más dulces, otras picantes, algunas verdes y sin madurar, otras con gusto extraño, indefinido. Todas igual de válidas. Como con la ropa, algunas retiradas en la mochila, sólo las justas y necesarias para que no pese en demasía y no olvidarlas echando mano de ellas cuando se necesiten si vienen al caso.
Corazón irreconocible si miro atrás, nunca previsible el pensar que podría cubrirlo para amortiguar los "chorreones" de hiel. A veces sí querría abrir algún agujerito para dejarlo desbordar en la pasión de antaño, pero de momento está bien, muy bien. Camina observando, recogiendo, sintiendo lentamente la parte silenciosa que no se deja ver con las prisas.
Iuska-14 Novembre 2011