domingo, 30 de marzo de 2014

Ella decía ( no es literal, sólo la interpretación de sus palabras, ya que no las oí directamente) que nadie le pidió permiso para nacer y por lo tanto, ella era la que decidía sobre su derecho a seguir viviendo. Hay quien ama la vida continuamente, cuanto más, mejor. Hay quienes prefieren acabarla de un plumazo, para pena y desconsuelo de los que nos quedamos. Hay quien después de una experiencia 

traumática de ver cómo el entorno queda derrotado, delante de una muerte, no queremos darles disgustos súbitos a nuestros allegados y preferimos que se resguarden en la resignación del destino. Estos últimos, se suicidan poco a poco,, con desagrado y denigrando nuestra imagen delante de los demás, para que así justifiquen nuestra ausencia futura. La elección delante de la decisión es, suicidarse poco a poco, delante de las carencias (como me dijo una vez una persona a la que estimo en demasía, a pesar de la distancia) para que nadie se sienta culpable de nuestra desaparición. O quizás sea, por egoísmo propio, para poder utilizar la marcha atrás en el caso que el motivo para vivir aparezca cual milagro. Sea cual sea la situación, quedémonos con lo mejor... Acompañemos al o la deseperad@ en el intento de desistir y demostrémoles nuestro amor o dejemos que se evapore  para seguir su camino si no somos capaces de acompañarlos en la vida, para seguir su camino, aunque sea entre tinieblas. Si más no, "expresión catalana" dejad que cada uno se suicide como desee, también frase extraída del recorrido en la vida y de una gran amiga que considero, aunque el sentimiento no sea recíproco. Sea como fuere, intentemos dejar las cosas lo mejor posible para los que queden.